jueves, 1 de diciembre de 2011

De fútbol y apodos

No sé cómo sea en otros lugares, pero en el Perú hay muchos jugadores de fútbol con apodos, ya sea de animales, nombres de otro jugador, entre otros temas. A continuación veremos varios de los más vistosos apelativos y trataré de hacer algún análisis al respecto.

Los pequeños

Jugadores de baja estatura, contextura delgada, pero con habilidad y rapidez. De esos abundan en el fútbol peruano, y cada equipo suele tener uno, por lo menos. ¿Y cómo suelen llamar a estos chicos? Algunos periodistas los llaman “pericoteros”. Yo supongo que debe ser porque los pericotes son pequeños, rápidos y escurridizos. Si “pericotero” es el tipo de jugador, de acuerdo con su estilo de juego; el apodo ideal para ellos es uno muy usado por los peruanos: “chato” (no somos, pues, un país compuesto mayormente por gente alta). Así, tenemos al “chato” Barrena, del CNI de Iquitos; al “chato” Pedro García, de Universitario, o conocido también como el “Romario de los pobres”. Este último apodo es bastante curioso porque García, según algunos entendidos, tiene un estilo parecido al del gran Romario (además de ser jugadores “bajitos”) cuando juega y marca sus goles.


El "chato" Barrena
El "Romario de los pobres" Pedro García
"O baixinho", "Chapulín", o Romario
La verdadera pulga, Lio Messi
Otro caso es el de Raúl Ruidíaz, más conocido como “La Pulga”. Si hacemos memoria, así llamaban a Lionel Messi en España. Cuando Ruidíaz apareció, y de buena forma, la prensa deportiva anunció que estábamos ante una gran promesa, con mucho futuro y un parecido al juego de Messi, la verdadera “pulga”, un “Messi peruano”. Y sólo por eso, se ganó el apodo de pulga. Aunque ahora también lo llaman el "enano".
Ruidíaz: la "pulga" peruana
Ahora viene el pequeñín de moda, el que todos quieren y saludan en las calles. Le dicen “El Periquito” y se llama William Chiroque Távara. Fue la máxima atracción de la última Copa América, celebrada en Argentina; incluso un periodista de ESPN le dedicó una columna en la que le dieron trato de estrella, un representante del fútbol bonito de antaño: de los quiebres y las gambetas[1]. Desde que Chiroque apareció en el fútbol, con la camiseta de Alianza Atlético de Sullana, siempre se caracterizó por su corta estatura y su delgadez; algunas veces causando la risa del hincha en las tribunas.

El periquito, inspiración para el apodo de Chiroque
El "periquito" Chiroque







  
Para terminar con los pequeños, tenemos 2 opuestos. Uno, a punto de dejar el fútbol y considerado, por algunos, un histórico de la Selección Peruana; el otro, ex jotita, joven, con un gran futuro y parece que recalará en un club limeño. Estoy hablando de Roberto “El Chorri” Palacios. “El Chorri”, ¿Y por qué le dicen así? Pues porque es de Chorrillos, su distrito de procedencia. Más de una vez me he encontrado con el Chorri en alguna cebichería chorrillana. Personaje muy querido por el pueblo, pero que ha entrado en un periodo de “desgracia mediática” producto de sus pataletas y poca presencia en las canchas. Ya tiene 38, pues. Veremos si se retira a finales de este año.
El "chorri", antes chorrigolazos. Ahora sólo llantos
El último de nuestros pequeños es un goleador, que termina su 3ra temporada como profesional con 48 goles. Se trata de Irven Beybe Avila, jugador huanuqueño, cuyo apodo es “El Cholito”. Este apodo debe haber sido puesto por alguno de sus compañeros en las divisiones menores de la U, y probablemente debido a que llegó de Huánuco para probar suerte, y porque suele asignarse ese apelativo a las personas que vienen de provincia. Es el segundo “cholito” de su equipo; porque el otro, Johan, lleva el apodo por su padre, el verdadero Cholo, don Hugo Sotil.
Irven Beibe Avila, el "cholito"
Los animales

En este rubro hay muchísimos jugadores con apodos de animal, podríamos armar un zoológico con esas chapas. ¿Será que a los peruanos nos gusta animalizar el fútbol y ver jugadores con características animales dentro del campo de juego? Respuesta muy difícil de saber. Pero veamos los casos más llamativos.
El murciélago. ¿Acaso no se parecen?

Este primer animal es de la familia de los quirópteros, es ciego y vuela. Se trata del murciélago, un animal un tanto raro como para ser el apodo de algún jugador. Pero en el Perú si tuvimos un murciélago que levantó las alas en su momento de fama: Abel Lobatón. Delantero, alto, poco técnico, con cierta trayectoria, campeonó la Sudamericana con Cienciano casi sin jugar, tuvo su momento en Europa y Brasil, y ahora pretende ser un nuevo integrante de la farándula. Este murciélago si salió de su cueva y mordió en las canchas, aunque muy poco. ¿Hay algún parecido? Supongo que la chapa habrá salido por el parecido que pueda haber entre el ex jugador y el animal volador. Pero nada más.

Abel "murciélago" Lobatón

Siguiendo con los animales voladores, tenemos a 2 representantes más. El primero, juega en los Estados Unidos y vuela en el campo de juego cada vez que le toca jugar. Su apodo hace alusión a una de las aves más conocidas en Los Andes y el mundo: el cóndor. Andrés Mendoza, más conocido como “el cóndor”, delantero resistido por la hincha peruana y el periodismo deportivo, dueño de una zurda potente y goleadora, junto con una sonrisa de fotografía. Este cóndor ha alzado vuelo por Bélgica, Ucrania, Rusia, Rumanía y México con algunas buenas campañas, pero ¿por dónde se parece a un cóndor? Debe ser por el color del cóndor y la piel morena de Mendoza. Seguro que suena a un apodo racista, pero esto es el Perú y muchas veces los apodos se construyen en base a alguna deficiencia física o por el color de piel.

Andrés "cóndor" Mendoza
Su animal, el cóndor
El otro volador es el gavilán, un cazador de aves pequeñas, y en su versión futbolera, sería un jugador con hambre de gol: Johan Fano. Ha pasado por varios clubes del fútbol peruano, logrando su mejor campaña con el Bolognesi de Tacna, que le sirvió ser contratado en Universitario, y luego se fue a Colombia y México, donde le fue bastante bien. Este gavilán es de esos delanteros atrevidos, con poca técnica, pero con mucho amor propio, cazador de goles en el área; tiene una buena cantidad de goles en su cuenta y también una prominente nariz, la cual le valió para ganarse otro apodo: Doug Narinas, un personaje de dibujos animados.

Doug Narinas
Johan "gavilán" Fano











Es momento de ir al mar y conocer sus más simpáticos habitantes. Uno de ellos es el pulpo, con sus 8 tentáculos, muy inteligentes y de diversos tamaños. Durante la década de los 90, un jugador se ganó el apodo de “pulpo” debido a su capacidad de marcar y entregar el balón prolijamente, como si tuviera 8 piernas. Llegaba a todos los cruces, cerraba el medio campo y se daba abasto para jugar solo como volante de contención. Precisamente, su número es el 8, igual al número de tentáculos/pierna que posee, a pesar de estar muy cerca al retiro. Jugador de selección por mucho tiempo, titular indiscutible y peso pesado en Alianza Lima, se trata de Juan Jose Jayo Legario, “el pulpo”, quien en su mejor momento llegó al Celta de Vigo español y tuvo una trayectoria importante en el Unión de Rosario argentino.

Juan José Jayo Legario, el "pulpo"
El otro jugador “marino” también viene de tienda blanquiazul, y su apodo lo heredó de su tío, otrora delantero de Alianza Lima y Universitario: Roberto “la foca” Farfán. Allá por el 2001, cuando hizo su debut en el primer equipo, ya se vislumbraba un futuro crack: rápido, joven, en un equipo grande, con hambre de gloria y 2 tíos futbolistas (uno es Farfán y el otro es Luis “cuto” Guadalupe, hermano de su madre). Fue la hinchada y la prensa quien le dio el apelativo de “foquita” por considerarlo una versión pequeña (no por juego, sino sólo por el apellido) de su tío Roberto, “la foca”, quien hizo conocido este sobrenombre por su peculiar forma de celebrar sus goles. Ahora, Jefferson, “la foquita”, juega en el Schalke 04 alemán y la Selección Peruana, después de haber llegado al PSV holandés y ser tetracampeón de su liga.
La "foquita" Farfán. Tal vez, nuestro mejor jugador en la actualidad
El siguiente animal viene de Africa, del desierto, y tiene 2 jorobas: el camello. Este animal, o apodo, se hizo muy conocido en el Perú gracias a Jorge “el camello” Soto, ex jugador de Sporting Cristal. Tenía un estilo bastante peculiar y propio para jugar al fútbol, y que al momento de correr hacía parecer que era jorobado. De ahí el apodo. Aunque, si vemos la foto de un camello, éste tiene 2 jorobas; en realidad, Soto no era un camello, sino un dromedario.
Su animal inspiración: el dromedario
El "camello" Soto, ahora ex jugador







Así, hay varios jugadores más con apodos de animal. Otro de los “famosos” es José Luis “el puma” Carranza, ex jugador de Universitario. Aunque este apodo no fue heredado del animal, sino que se lo pusieron por su parecido con el cantante José Luis “el puma” Rodríguez. Con el tiempo, sus hinchas agregaron que también se llamaba “puma” por su garra para jugar al fútbol. Otro felino es “el gatito” Eder Hermoza, arquero que fue parte de la selección de menores recordada como “los jotitas”.  Durante aquellos partidos del sudamericano en Ecuador y el Mundial en Corea, Eder se ganó la chapa de “gatito” gracias a sus atajadas salvadoras y reflejos felinos. Pero años después, “el gatito” deambuló por equipos de provincia probando suerte y ahora tapa en el César Vallejo de Trujillo. Sin embargo, de gatito no pasó a gato, sino que se transformó en “mazamorra”.
El "puma" Carranza, haciendo gala de su apodo con un movimiento felino
Apodos variados, para todo gusto

Ahora viene una selección de apodos para todo gusto: burlones, graciosos, faltosos, crueles. La mayoría de estos apodos los tomo de la página de Jesús Angel, de El Bocón, una de las columnas que leo a diario. En el Perú, se utiliza el término “palomilla” para referirse a chicos despiertos, que les gusta la chacota, vivaces, de barrio. Pero este término también tiene una variante: el “palomilla de ventana”, quien sería un palomilla pero sin barrio. “De ventana” porque este palomilla hace sus palomilladas, su joda,  pero sin el estilo “calle” que si tiene un palomilla de esquina. Es la chapa aplicada a  los “pitucos” que se creen palomillas de barrio, como Jean Ferrari, ex futbolista y ahora intenta ser un comentarista deportivo serio.

"Palomilla de ventana" Ferrari, cuando aun era jugador; y su ex DT Franco "pepón" Navarro
Uno los principales estereotipos del futbolista peruano es que es “tramposo”, es decir, le gusta sacar los pies del plato, tener más mujeres además de su pareja formal, nunca está demás tener unas trampas. Es lo que suele decirse sobre los futbolistas; por ello no podía faltar aquí un apodo que tenga que ver con trampas. Otra jerga peruana es “monse”, que hace referencia a las personas que son quedadas, lentas, que dejan ganar el vivo. De estos términos, tenemos la fusión “tramposo monse”, y dueño de este apodo es el lateral de Alianza Lima, Amilton Prado. ¿Y por qué tramposo monse? Es gracias a Magaly Medina, cuyo programa de chismes de farándula lo ampayó con una cantante de cumbia y luego tuvo problemas con su esposa, su “firme”. Se hizo un escándalo en los periódicos por varias semanas pues los ampays siguieron. Y se quedó con ese apodo.

Amilton brindando declaraciones sobre sus ampays
Hay otros apodos de futbolistas que se construyen a partir de su apariencia física. Uno de ellos es el de Walter Vílchez, defensa peruano, quien pareciera tener un  problema de acné. Y como la joda está a la orden del día, le cayó su “chaplín”, y lo bautizaron como el popular “carapulcra”. La piel morena de jugadores como Luis Tejada, delantero panameño del Juan Aurich; y Christian Ramos, defensa del Alianza Lima; ha sido la excusa para que el periodismo y la hinchada hagan populares apodos de corte racista como King Kong y “la sombra”, respectivamente. En el caso de Tejada, éste se mostró contrariado cuando llegó al Perú y se enteró que lo venían llamando así. Ahora lo llaman “diente de oro” en alusión al diente dorado que posee; aunque el otro apodo sigue mencionándose entre los hinchas. Están también los jugadores altos, grandes, fuertes, los “tanques” como Flavio Maestri, Roberto Silva o el “camión” David Chevez, quienes se ganaron sus apodos gracias a su corpulencia.

La "sombra" Ramos
El popular "carapulcra" Vílchez









También, no podemos olvidarnos de los “hijos” de algunos futbolistas. No son hijos biológicos, pero si lo son de apodo. Uno de ellos es Michael “Solanito” Guevara, en honor a Nolberto Solano. ¿Y por qué apodarlo asi? Cuando Guevara apareció en el fútbol, lo primero que notaron los periodistas fue el parecido físico con el popular “ñol” Solano y decidieron bautizarlo como “solanito”. Hasta ahora siguen diciéndole así. Otro viene del Alianza Lima, del barrio de Las Américas, muy cerca a Matute. El apodo que lleva no es cualquier cosa pues era el nombre de cariño que los hinchas tenían en los labios cada vez que referían a él y evocaban sus goles: Waldir “wally” Sáenz. Cuando jugaba sus últimas temporadas, debutó en el equipo profesional un juvenil de quien se venía hablando muy bien; incluso llegaban a decir que era el sucesor del gran Waldir. Su nombre es Alexander Sánchez, o “arrocito”, o simplemente “wally”. Parecido físico no hay, se decía que Sánchez tenía cosas de Waldir en sus mejores momentos. Pero, para ser francos, este blogger no recuerda haberle visto un partido estilo Waldir Sáenz, a quien si he visto marcar muchísimos goles en Matute.

Alexander "wally" Sanchez
El goleador histórico de Alianza, Waldir Saenz

"Solanito" Guevara
Solano, el verdadero. ¿Se parecen?













Y junto con los futbolistas, los entrenadores y dirigentes también tienen sus apodos. Está el caso de un ex futbolista, ahora DT, cuyo apodo es el “chemo”. José Guillermo “chemo” del Solar, al retirarse del fútbol decidió ser entrenador y partió a España a iniciarse en una nueva carrera. A los meses del retiro, salió una noticia que confirmaba un resultado positivo luego de un examen antidoping que le tocó hacerse durante uno de sus últimos partidos. La noticia generó muchos comentarios por parte del periodismo y burlas a cargo de la hinchada peruana, pues del Solar no es un jugador precisamente carismático. El apodo de “chemo” derivó a “chamo”, término que se utilizarse para hacer mención a la cocaína. A raíz del problema, el “chamo” perdió su trabajo de DT de menores en el Villarreal y tuvo que venir a probar suerte por Sudamérica, recalando en el Colón de Argentina donde fracasó y luego volvió a Perú para dirigir al Cristal en el 2005. Después tuvo un paso por Chile y terminó siendo contratado por la Federación Peruana de Fútbol para dirigir a la Selección en la Eliminatoria al Mundial 2010. El resultado fue que terminamos últimos, en una campaña para el olvido, la vergüenza y una última chapa: “no me moriré de hambre”. Durante una de sus últimas conferencias de prensa, cuando ya estábamos eliminados del Mundial, del Solar declaró que su paso por la Selección no lo consideraba un fracaso, sino más bien era un aprendizaje para su carrera y que “no se morirá” de hambre cuando acabe su contrato porque seguro encontrará un nuevo equipo. La indignación de la prensa hizo que se quede con ese nuevo apodo.
"No me moriré de hambre" del Solar
Otro DT con muchos apodos es Juan Carlos Oblitas. Hace poco criticado por aparecer en un comercial de apoyo a la minería y que nos hace quedar como un pueblo que no quiere el desarrollo. Pero aquí comentaremos sobre los apodos del ahora ¿gerente? Desde que era futbolista, y fue de los buenos, usaba lentes de contacto y lo llamaban cariñosamente “el ciego”. Luego de su retiro de las canchas como jugador, pasó a ser DT de Universitario y Cristal, para luego pasar a dirigir a la Selección Peruana. Uno de sus convocados fue el ya mencionado “puma” Carranza, quien en unas de las declaraciones habituales que se hacen en la Videna al culminar los entrenamientos, dijo que Oblitas era como una “tía” para el grupo debido a su familiaridad y cercanía con el jugador. Más que un DT, era la “tía” del grupo. Su estilo de manejo de grupo mediante relaciones paternalistas es ya conocido y sabemos que en el fútbol moderno eso no va más. Por eso, ahora lo vemos de “gerente” en Cristal. Para cerrar, en sus últimos años de DT en Cristal, uno de sus ex pupilos (quien salió del equipo por discrepancias con Oblitas) lo tildó de “vago”, que no trabajaba durante la semana y que no dejaba enseñanzas para el jugador. De estas declaraciones se apoyaron los medios para señalarlo como “vago”, aunque las buenas relaciones de Oblitas con cierta prensa hizo que este apodo no sea tan popular. Y cerramos con un DT de la vieja escuela, que de tácticas y trabajos modernos en el fútbol debe conocer poco o nada. Se ganó un apodo muy peculiar: “pastoreo”. El pastoreo viene de la actividad de los pastores, quienes llevan a las ovejas a los campos a pastar. El término “pastoreo” en el fútbol alude a no trabajar a fondo en el entrenamiento, dar unas vueltas, tocar la pelota y se acabó. Ese apodo le pertenece al actual DT de Alianza Lima, el chileno Miguel Angel “pastoreo” Arrue.
Oblitas, cuando aun era conocido como el "ciego"
"Chorri" Palacios y el "vago" Oblitas. Padre e hijo











El profe "pastoreo" Arrué
Y así hemos llegado al final de este post, en el que hemos visto varios apodos, de distintos tipos. Seguramente se han pasado muchos otros, he dejado de lado a las viejas glorias y sus apodos. Un recuerdo especial al Nene Cubillas, el Cholo Sotil, la Patrulla Barbadillo, el Diamante Negro Julio César Uribe, Cachito Ramírez, el Poeta de Zurda César Cueto, entre muchos otros. Estos no van entre comillas porque ya son nombres propios.
El "Nene" Cubillas. Una leyenda viviente del fútbol peruano





[1] Lamentablemente el link con la columna ya no está dispnible

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